Cada día

un día perfecto



Cada uno de nuestros huéspedes concibe el día perfecto de diferente manera, pero, con frecuencia, éste empieza por la mañana con un poco de footing a lo largo de nuestras larguísimas playas. Después del esfuerzo, uno se ha ganado un café y un cruasán en los alrededores de la "Torre de Guzmán", donde se puede respirar más de 800 años de la rica historia de Conil. Romanos, cartagineses, visigodos, bizantinos, vándalos, cristianos y musulmanes dejaron su huella no sólo en la arquitectura sino también en las especialidades culinarias.

Un buen ejemplo de ello es el atún de la Almadraba, que por suerte no sólo puede disfrutarse en los meses de su pesca, en primavera, en los estupendos restaurantes de pescado del lugar, como en la playa de La Fontanilla. Éste es también el lugar adecuado si después de un abundante almuerzo a uno le apetece tomar un par de horas de sol tumbado en la playa. Para quien prefiera un poco más de intimidad, puede escoger entre un sinfín de playas protegidas de ensueño.



Pero al final de la tarde hay que llegar puntualmente a Parque Atalaya para encontrar el lugar perfecto desde donde contemplar una puesta de sol indescriptible. Después puede escogerse entre numerosos bares de tapas y restaurantes en el pueblo, que siempre tienen algo que ofrecer para todos los gustos y todos los monederos. Tampoco debiera olvidarse una visita al bar más bonito de Conil, La Tertulia, situado justo enfrente de nuestro hotel. Aquí se puede descansar de las muchas e intensas vivencias del día con nuevos amigos, o bien se puede empezar una fiesta inolvidable hasta la alborada.